Lo último que esperaba hoy era que me regalaran flores, y menos que me las enviara el vecino. Pero sí, a media tarde han entrado en casa los peques con un par de flores de girasol que el vecino nos pasaba para que extrajeramos las pepitas y las pudieramos sembrar. Una de ellas, enorme, es la variedad que produce pipas para comer. La otra es un tallo con cuatro flores, más pequeñas, de una variedad ornamental (aunque yo las he probado ambas y me han gustado más éstas últimas jejee).
Por lo visto no es el momento todavía de plantarlo, ya os avisaré.
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