domingo, 25 de febrero de 2018

Vivir para compartir


Tú eres yo y yo soy tú.
¿No es evidente que nosotros "inter-somos"?
Tú cultivas la flor que hay en ti,
para que yo sea hermoso.
Yo transformo la basura que hay en mi,
para que tú no tengas que sufrir.
Yo te apoyo; tú me apoyas.
Estoy en este mundo para ofrecerte paz;
tú estás en este mundo para traerme alegría.

(Interser, Thich Nhat Hanh*) 

 
El otoño pasado tuve la suerte de ver el documental Walk with me (Camina conmigo, 2017), centrado en el día a día de la comunidad francesa Plum Village y del maestro zen Thich Nhat Hanh. Me emocionó profundamente, reavivó mi interés por el mindfulness y decidí que en el 2018 buscaría la forma de meditar regularmente.

Por suerte se cruzó en mi camino un cartel anunciando un curso de mindfulness basado en la tradición budista (MBTB) - de la escuela de atención plena Templo Zen Luz Serena- que se hacía los días y las horas perfectos para mí. ¡Más fácil no me lo podía poner la vida! Ya llevo algunas semanas practicando, he acabado el curso de introducción y paso al grupo de práctica, con el que espero seguir profundizando en esta técnica y sus principios. Estoy muy satisfecha porque voy notando cambios así que lo recomiendo a quién está buscando un cambio de enfoque de vida que empiece en sí mismo.

En mindfulness se practica la atención plena, abrirse a la totalidad de la experiencia vital y centrarse en el aquí-y-ahora. No propone adquirir más conocimientos (saber intelectual) sino que se basa en la práctica, en integrar en la vida cotidiana un conjunto de técnicas de enfoque, concentración y observación. La meditación ayuda progresivamente a tomar conciencia de 5 aspectos: el estado corporal, la respiración, las sensaciones, los contenidos mentales y el entorno. Con el paso de los días se va percibiendo, primero sutilmente y luego más claramente, la diferencia entre el observador y lo observado, y se aprende a detectar pero dejar fluir todo lo que va apareciendo en el campo de conciencia, sin reaccionar, sin apegarse, sin rechazarlo. Me encanta una frase que dicen: "siéntate en la orilla de tu mente y observa el paso de tus pensamientos". Contribuye a la reducción del estrés, la serenidad interior y la claridad mental pero en la tradición budista, esta práctica además abre a la plena conciencia de uno mismo y del entorno, a la inspiración espiritual y al desarrollo de un propósito ético basado en el bien y la felicidad de uno mismo y de los demás. 

Las meditaciones MBTB acaban siempre con el ofrecimiento, que son cuatro afirmaciones sobre cuatro aspectos esenciales para una vida plena: la felicidad, la compasión, la empatía y la ecuanimidad. 
- que yo y todos los seres vivientes tengamos verdadera felicidad
- que yo y todos los seres vivientes podamos liberarnos del sufrimiento, de la confusión, del miedo y de sus causas
- que yo y todos los seres vivientes podamos reconocer con alegría el bien y la felicidad que hay en los demás
- que yo y todos los seres vivientes podamos realizar la ecuanimidad

Una de las meditaciones despliega estas cuatro afirmaciones y conecta profundamente con estos cuatro conceptos centrales del MBTB, enfocando sucesivamente la atención y conciencia en nosotros mismos, nuestra familia, amistades, conocidos y desconocidos. Tanto el ofrecimiento como esta meditación son muy interesantes porque desean lo mismo para uno mismo que para los otros, ni más, ni menos. Y al mismo tiempo que yo conecto auténtica y profundamente en mi interior con estos cuatro pensamientos positivos - para mí y los demás-, alrededor del mundo hay millones de personas realizando ese mismo ofrecimiento. Estamos todos conectados vibrando en ese mismo deseo. ¿Cómo algo tan obvio pasa a menudo tan desapercibido? Como dice el mensaje de la bolsita de té, vivir es compartir. Estamos interconectados, somos interdependientes, nuestra tendencia es interrelacional: nos vinculamos y compartimos emociones, conciencia, evolución. La separación, la diferencia, son una ilusión, una trampa. Ese es mi reto y propósito: vivir compartiendo.

Todo ello se enlaza intensamente con el concepto interbeing (interser) -que encabeza esta entrada y del que ya hablé hace tiempo en el blog pero más bien desde un punto de vista ecosófico-. Fue desarrollado por Thich Nhat Hanh y puede traducirse como "comprender en este presente momento nuestra relación con todos los seres". Abriendo la mirada, la existencia al interser entendemos que nuestra vida integra al otro y que lo que le deseamos o damos a otros (felicidad, compasión, empatía y ecuanimidad) nos lo estamos dando a nosotros mismos.

Para acabar, regreso al documental Walk with me. Me impactó especialmente una escena en la que el maestro camina muy suave y lentamente por el bosque, bajo la lluvia y en silencio, seguido al mismo ritmo y con la misma actitud por sus monjes. La escena me pareció bellísima porque trasmitía tanto una conexión entre ellos como de cada uno con la naturaleza y la vida. Ahora sé que este paseo consciente se llama Kin-hin y es una antigua práctica zen de meditación caminando, de atención plena al cuerpo, de concentración y armonía perfecta entre el movimiento y la respiración. Yo ya la he probado y es una experiencia muy interesante y un ejercicio sencillo para iniciarse en el mindfulness.




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* Escrito por Thich Nhat Hanh durante un retiro para psicoterapeutas realizado en Colorado, en respuesta a la sentencia de Fritz Perls ("Tú eres tú, y yo soy yo...")