martes, 20 de febrero de 2018

El camino a seguir




La naturaleza no hace sonar los tambores cuando irrumpe una flor, ni tampoco entona un canto fúnebre cuando los árboles dejan caer sus hojas en el otoño. Sin embargo, cuando nos acercamos a ella con el espíritu apropiado, comparte con nosotros mucho secretos. Si no has oído a la naturaleza susurrándote últimamente, es un buen momento para darle la oportunidad (Osho)

Estoy pasando unas semanas intensas. Con mucha energía retenida, que necesito liberar. Con ganas de crear y al mismo tiempo necesidad de refrenarme. Buscando un equilibrio entre la incertidumbre y el control, entre los deseos y las necesidades, entre el silencio interior y las demandas externas. Intentando sentir el latido auténtico de los hechos, las personas y la vida.

He tenido la suerte de volver a la montaña hoy y preguntarle a la naturaleza por todo ello, por eso que lleva removiendo hace semanas. Aunque la decisión deba concretarla aún, sé que lo que he sentido y  percibido durante la caminata ha puesto orden y claridad al monólogo interior con el que he llegado a la excursión. Me ha permitido ver claramente la situación desde diferentes ángulos, aceptar una herida mía que no quería ver, sentir cual es el camino a seguir y sobre todo asumir que el autorespeto y la autoresponsabilidad sobre mi vida son esenciales.

Y es que encontrarte las puertas entreabiertas; comprender que las piedras del camino no son dificultades sino oportunidades para crear algo hermoso y útil para los demás; levantar la mirada de los obstáculos del día a día y posarla en el horizonte al quiero llegar; disfrutar tanto del silencio como de la escucha, de la soledad y de la compañía; y rendirse a la majestuosidad de los paisajes de la Tramuntana siempre, siempre, coloca las cosas en su lugar. Y si encima la naturaleza de vez en cuando te susurra alguno de sus secretos ya es un paseo inolvidable...