domingo, 23 de diciembre de 2018

Sobre el camino


Me he levantado esta mañana haciendo balance del año, de lo mucho que ha pasado, de lo mucho que he experimentado, las lecciones, los recuerdos, las ganancias y las pérdidas, las tristezas y las alegrías que me deja. Ha sido un año intenso, doloroso, desafiante, liberador. Mucho. Casi todo lo relevante ha sido inesperado, como la vida misma, y casi todo ha sido sanador. Así que despido con gratitud a este año intenso, y no sé qué pedirle al nuevo año, quizás básicamente que la vida me cuide y me permita seguir caminando hacia adentro, para conocerme y crecer, caminando con otros, para seguir aprendiendo de ellos, y caminando y explorando este planeta espectacular. Gracias.
Escribiendo esto, he recordado las instrucciones de Paulo Coelho para los que caminan:
1] Al principio del camino hay una encrucijada. Allí­ puedes pararte a pensar en la dirección que vas a tomar. Pero no te quedes demasiado tiempo, o nunca saldrás de ese lugar. Reflexiona lo necesario sobre las opciones que tienes delante, pero una vez que des el primer paso, olví­date definitivamente de la encrucijada, pues en caso contrario nunca dejarás de torturarte con la inútil pregunta: “¿El camino que elegí­ era el correcto?”
2] El camino no dura para siempre. Es una bendición recorrerlo durante algún tiempo, pero un dí­a terminará, y por eso debes estar siempre listo para despedirte en cualquier punto. No te aferres a nada. Ni a los momentos de euforia, ni a los interminables dí­as en los que todo parece difí­cil, y el progreso es lento. Más tarde o más temprano llegará un ángel, y tu jornada habrá llegado a su término. No lo olvides.
3] Honra tu camino. Fue tu elección, fue decisión tuya, y en la misma medida en que tú respetas el suelo que pisas, este mismo suelo respetará tus pies. Haz siempre lo más adecuado para conservar y mantener tu camino, y él hará lo mismo por ti.
4] Equí­pate bien. Lleva un rastrillo, una pala, una navaja. Entiende que para las hojas secas las navajas son inútiles, y que para la hierbas muy enraizadas los rastrillos son inútiles. Conoce siempre qué herramienta hay que emplear en cada momento. Y cuida de ellas, porque son tus mayores aliadas.
5] El camino va hacia delante y hacia atrás. A veces es necesario volver porque se perdió algo, o porque un mensaje que debí­a haber sido entregado se quedó olvidado en un bolsillo. Un camino bien cuidado permite que puedas volver atrás sin grandes problemas.
6] Cuida del camino antes de cuidar de lo que está a su alrededor: atención y concentración son fundamentales. No dejes que las hojas secas del borde del camino te distraigan, ni que la manera como los otros cuidan sus propios caminos desví­e tu atención. Usa la energí­a para cuidar y conservar el suelo que recibe tus pasos.
7] Ten paciencia. A veces es necesario repetir las mismas tareas, como arrancar las malas hierbas o cubrir los agujeros que surgieron tras una lluvia inesperada. Que esto no te enfurezca, pues forma parte del viaje. A pesar del cansancio, y a pesar de las tareas repetitivas, ten paciencia.
8] Los caminos se cruzan: las personas pueden explicar el tiempo que hace. Escucha los consejos, pero toma después tus propias decisiones. Tú eres el único responsable del camino que te fue confiado.
9] La naturaleza sigue sus propias reglas:por lo tanto, tienes que estar preparado para los súbitos cambios del otoño, para el hielo resbaladizo del invierno, para las tentaciones de las flores en primavera, y para la sed y las lluvias del verano. En cada estación, aprovecha lo mejor que te ofrezca, y no te quejes de sus particularidades.
10] Haz de tu camino un espejo de ti mismo: no te dejes influir en absoluto por la manera como los demás cuidan de sus caminos. Tú tienes un alma que escuchar, y los pájaros transmitirán lo que tu alma quiere decir. Que tus historias sean bellas y agraden a todo lo que tienes en torno. Sobre todo, que las historias que cuente tu alma durante la jornada se reflejen en cada segundo del recorrido.
11] Ama tu camino: sin este principio, nada tiene sentido. Y que Dios te acompañe en cada dia

(Paulo Coelho, Manual de conservar caminos)