martes, 15 de julio de 2008

La paradoja de nuestros tiempos

Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas.
Tenemos más comodidades, pero menos tiempo.

Tenemos más títulos, pero menos sentido común,
más conocimientos, pero menos juicio;
más medicinas, pero menos salud.

Trabajamos más por darle lo mejor a nuestros hijos, pero les dedicamos menos tiempo.
Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero hemos reducido nuestros valores.
Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.

Hemos llegado a la Luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior.

Hemos construido ordenadores que almacenan más información,
para producir más ejemplares que nunca,pero gozamos de menos comunicación.
Nos hemos excedido en cantidad, quedándonos cortos en calidad.

Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría.
Con más comida, pero menos nutrición.
Son días en los que llegan dos sueldos a casa, pero también llegan más divorcios.
Son tiempos de casas más lindas, pero más hogares rotos.

Es la era de la comida rápida y la digestión lenta;
de los hombres altos pero el carácter enano;
de los grandes beneficios pero las relaciones superficiales.

Es la era en que hay mucho en el escaparate, pero nada en la habitación.

La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es solo para sobrevivir.
Pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos.
Para decirle a tus hijos cuanto los amas, dedícales tiempo y atención, eso no se sustituye con cosas materiales.
Digamos hoy a nuestros familiares y amigos, cuánto los queremos.

Y sobre todo, no retardemos aquellas actitudes, actividades y acciones que puedan agregar más risas y alegría en nuestra vida y la vida de los que amamos.

Dalai Lama

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