En la zona delantera casa han empezado a florecer los bulbos que plantamos en otoño. Sus vivos colores alegran el día a cualquiera y confirman que sí, que ya llega el buen tiempo.
Aunque el hibisco aún no muestra ninguna flor, el rosal de pitiminí está casi a punto de mostrarse en todo su esplendor (ya colgaré alguna foto más adelante).
También aparecieron algunas calas blancas más, y la morera ha empezado a sacar hojas, confirmando que este verano podremos disfrutar nuevamente de su acogedora sombra. Vale la pena abrir las ventanas para oir el concierto de los pájaros que pasan el día en el jardín.
Este fin de semana -si el tiempo me lo permite- quiero sembrar unos gladiolos rojos que pondrán un toque de color al principio del verano. A duras penas puedo resistir la tentación de salir al vivero a comprar algún arbusto más para esta zona de jardín. Me quedo con las ganas de sembrar las camelias y magnolias que me hechizaron en Portugal.
sábado, 28 de marzo de 2009
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