
La soberanía alimentaria es un concepto que va muy ligado al comercio justo, la defensa de la biodiversidad y el desarrollo socioeconómico local y sostenible. Hace referencia al derecho de los pueblos, de sus Paises o Uniones de Estados a definir su política agraria y alimentaria, sin dumping frente a países terceros. El concepto, una alternativa a las políticas neoliberales, fue desarrollado por Vía Campesina y llevado al debate público con ocasión de la Cumbre Mundial de la Alimentación en 1996 . Desde entonces, se ha convertido en un tema mayor del debate agrario internacional, incluso dentro de las Naciones Unidas, y fue el tema principal del foro ONG, paralelo a la cumbre mundial de la alimentacion de la FAO de junio del 2002. Sus cinco ideas clave son:
- Priorizar la producción agrícola local para alimentar a la población, el acceso de los/as campesinos/as y de los sin tierra a la tierra, al agua, a las semillas y al crédito. De ahí la necesidad de reformas agrarias, de la lucha contra los OGM (Organismos Genéticamente modificados), para el libre acceso a las semillas, y de mantener el agua en su calidad de bien público que se reparta de una forma sostenible.
- El derecho de los campesinos a producir alimentos y el derecho de los consumidores a poder decidir lo que quieren consumir y, como y quien se lo produce.
- El derecho de los Países a protegerse de las importaciones agrícolas y alimentarias demasiado baratas, con unos precios agrícolas ligados a los costes de producción : es posible siempre que los Países o las Uniones tengan el derecho de gravar con impuestos las importaciones demasiado baratas, que se comprometan a favor de una producción campesina sostenible y que controlen la producción en el mercado interior para evitar unos excedentes estructurales.
- La participación de los pueblos en la definicion de política agraria. El reconocimiento de los derechos de las zonas campesinas que desempeñan un papel esencial en la producción agrícola y en la alimentación.
- La soberanía alimentaria no está en contra de los intercambios con otras regiones de producciones específicas que constituyen la diversidad de nuestro planeta, pero prioriza la producción local y regional frente a la exportación. Considera que hace falta dotar estos intercambios de un nuevo marco que permita garantizar a los pueblos la seguridad alimentaria, que permita unas ayudas públicas a los campesinos, siempre que no sirvan directa o indirectamente a exportar a precios bajos, y que garantice la estabilidad de los precios agrícolas a escala internacional mediante unos acuerdos internacionales de control de la producción.